miércoles, 5 de febrero de 2014

Un bebé entiende cuando ladra un perro?

Los bebés de seis meses aún no han aprendido a hablar. Sin embargo, ya entienden las emociones que hay detrás de los ladridos del perro, afirman los expertos. "Los bebés distinguen la agresividad en los ladridos del perro cuando existe pero también sabe cuando los ladridos caninos son amables y amistosos", asegura Roos Flom, neurocientífico y psicólogo, que ha investigado cómo reaccionan los pequeños ante los sonidos caninos.

Durante el estudio, Flom y sus colegas dejaron escuchar diferentes tipos de ladridos grabados a un grupo de bebés, desde sonidos caninos enfadados hasta gemidos de perros más amigables. La sorpresa fue descubrir que los niños de seis meses no tuvieron problema para emparejar de forma adecuada los sonidos con imágenes más o menos agresivas de perros.
¿Cómo transcurrió la investigación? Los bebés primeros vieron las imágenes de dos perros. Una de ellas mostraba a un perro con actitud agresiva mientras que la segunda reflejaba a un simpático animal, en posición amigable.
Después, los sonidos de los ladridos de los perros sonaron en la sala de forma aleatoria. Los bebés de seis meses miraron durante la mayor parte de la audición la imagen correcta del perro, en función de su actitud.
Los resultados del estudio han sido publicados en la revista científica 'Developmental Psychology'.

Los bebés entienden las emociones del perro

El perro es un animal que expresa sus emociones de un modo muy visible. El perro utiliza los ladridos para expresar ansiedad, alegría o tristeza,  su cola para mostrar que se encuentra feliz o asustado, pero también la posición de sus orejas y hasta la altura de su cabeza sirven para exteriorizar sus sentimientos.
 Los bebés que aún no saben hablar no son inmunes a este gran despliegue de señales comunicativas del perro. Incluso antes de conocer los enigmas del lenguaje verbal humano, los niños detectan las emociones de su entorno, incluidas las presentes en el tono de voz de sus padres y familiares. Por eso, son capaces de distinguir la tristeza o la agresividad de la felicidad en los ladridos del perro.


Niños pequeños y perros: cosas en común

Perros y bebés, tienen más cosas en común. El cerebro de un can funciona en algunos aspectos de un modo muy similar al de un niño.
El investigador Stanley Coren, de la Universidad de British Columbia, ha estudiado cómo piensan los perros y su modo de resolver ejercicios matemáticos y lingüísticos más o menos complejos.
De esta forma, el psicólogo experto en canes asegura que un can distingue un total de 165 palabras y gestos humanos. Una cifra muy similar a la de un niño de dos años.
Además, la presencia de perros en clases infantiles puede ayudar a los alumnos en edad preescolar a concentrarse en sus tareas, según concluye otro estudio realizado por la psicóloga experta en comportamiento canino, Nancy Gee


Fuente: Eva San Martín para Eroski cosumer

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