En su investigación vieron que los pequeños que habían dado positivo en las pruebas de alergia a los perros tenían menos riesgo de desarrollar los eccemas derivados de dicha sensibilización si durante el primer año de vida habían tenido su propio perro en casa. Sin embargo, los niños con esta alergia que no habían vivido con perros en este tiempo tenían un riesgo cuatro veces mayor de presentar esta afección dermatológica. Pero la compañía del perro no es siempre positiva, porque si los pequeños ya han desarrollado alergia a estos animales, tenerlos cerca les puede provocar asma; sólo es recomendable para aquellos niños que sean atópicos (en los que es posible que se exprese la alergia).
Fuente: Animalia Red Busines Information
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